Hola soy Alerxandra Romero, Licencia en Psicología Clínica y esta es la frase que más se repite en el

chat de mi cuenta @psicologacreativa.

Cuando un consultante decide tomar su dispositivo para buscar acompañamiento psicológico, suceden muchas cosas, principalmente porque a lo largo de la vida hemos aprendido a gestionar nuestras emociones de forma individual.

Allí comienza el debate entre, esperé demasiado para tomar esta decisión y esto es algo que se me va a pasar, mejor dejo todo tal y como está.

Es por esa razón que la consulta para un psicólogo no inicia el día en que el paciente llega a terapia, realmente inicia mucho antes.

En mi dinámica diaria intento ser lo más cercana posible desde ese primer contacto digital porque eso marcará la diferencia para el consultante, mis respuestas a través de un audio transmiten la calidez y certeza de que la terapia es un lugar seguro que no se relaciona con la fragilidad sino con la inteligencia de tomar una acción consciente.

Esa persona luego se confronta con ubicar un espacio para la terapia, parece mentira pero definir una hora del tiempo en el mes para la consulta, es un desafío para muchos, y allí vienen los argumentos, es que yo trabajo demasiado, las horas que tienes no coinciden con mi horario, ¿Me puedes atender el jueves a las 9:00 PM?, mejor el domingo a las 10 de la mañana, realmente yo no puedo hacer una sesión online, a mi me gusta el contacto ¿me entiendes?, me encantaría pero sólo tengo libre los sábados y ya no tienes espacio.

Todas esas frases lo que realmente gritan es ¡Tengo miedo de que este proceso llegue a mi vida! Así que, en la primera sesión, inicia el camino de reconocimiento personal, generalmente partimos por generar un encuadre terapéutico, donde brevemente les hablo de mi historia como psicóloga, mis procesos de vida y qué lugar ocuparé en su vida, así como las condiciones de trabajo, horarios y acuerdos que harán de la relación terapeuta – paciente un espacio respetuoso, esto alimenta la calidez del momento y la confianza.

Entrando en calor, comenzamos a conversar sobre su historia de vida e hitos de su proceso que estén relacionados con lo que trae a consulta.

Como psicóloga observo el patrón del pensamiento de la persona, aquí no solamente es importante lo que dice sino cómo lo dice, identifico su lenguaje corporal y generamos las asociaciones necesarias.

En la primera consulta, nos centramos en recocer el pasado y su influencia emocional en el presente, para hacer intervenciones en el futuro próximo.

Ese espacio de catarsis en donde el paciente se cuenta así mismo su historia en voz alta, ya es liberador, porque le permite reconocer su leyenda personal y en mi caso como terapeuta me permita hacer las interpretaciones necesarias para proyectar el plan de trabajo.

Es importante reconocer que el proceso terapéutico requiere tiempo, constancia y compromiso, esa primera sesión, es la entrada de un camino lleno de subidas y bajadas en el que si tú quieres puedo acompañarte. 

Estaré feliz de vivir este nuevo comienzo juntas, un abrazo cariñoso, Alexandra.